martes, 14 de julio de 2009

Azulejos :


A principios del siglo XVI Portugal vive una gran prosperidad económica a consecuencia de los descubrimientos y de su expansión por el mundo, traducida en un periodo de construcción de iglesias y palacios. Los azulejos para su decoración fueron inicialmente importados de España, de Valencia, de Talavera, etc., pero las grandes necesidades creadas por la euforia constructiva, hacen insuficiente esta demanda y comienza una producción nacional, copiada al principio de los antiguos modelos existentes, para posteriormente desarrollar una nueva técnica consistente en pintarTras la guerra contra Napoleón sucede una crisis, superada tras la firma del tratado de comercio entre Portugal y Brasil. La nueva burguesía emergente y rica surgida a lo largo del siglo XIX recupera el gusto por el azulejo, que utiliza en la decoración, ahora exterior, de las fachadas de sus casas y palacetes urbanos. El azulejo sale a la calle para mostrarse al ciudadano y se expande a las construciones públicas, estaciones de trenes, mercados, comercios, pero también plazas y parques.
Con esa fuerza entra en el siglo XX donde la tradición continúa, ahora modernizada y reforzada con la disciplina del diseño aplicada a su creación.
El azulejo como actividad artística recorre la historia portuguesa, como una originalidad más de este país respecto a Europa, durante cinco siglos.

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