martes, 14 de julio de 2009

LOS FORCADOS :

La Fiesta es necesario conocerla en todas sus dimensiones y los Forcados portugueses son una de esta dimensión. Un grupo de forcados no lo comprende solo la cuadrilla de ocho que salen a pegar a un toro. Un grupo es algo más; los Forcados son una cuadrilla, una hermandad, una asociación. Actualmente en Portugal existen cerca de treinta grupos de Amadorer (aficionados) que actúan sólo por los gastos, que van al toro por el orgullo de ser forcados. Todos los componentes de un Grupo en activo son gentes menores de veinticinco años, generalmente estudiantes, hijos de ganaderos y labradores. Nadie va buscando a un Grupo con afán de gloria; lo que quiere es figurar en él, saltar al ruedo y participar en la “pega”. Más tarde llegará a ser un primer pegador, y, con el tiempo, según su maestría, puede acabar siendo “cabo” de grupo, es decir, que salvo circunstancias especiales, sólo será el entrenador del Grupo, el responsable de señalar a cada cual el puesto que debe ocupar entre los ocho que van a hacer la “pega”. A los doce o quince años ya están metidos en un grupo. Comienzan pegando vacas viejas y van subiendo en el escalafón. Los nuevos llegan a la “pega”, el día que se les incluye en el Grupo. En este caso suelen actuar de terceros ayudas. Los forcados han de salir al ruedo, cuando el presidente de la corrida da la señal después que los rejoneadores han terminado sus actuaciones. Entonces los forcados deben saltar a la arena por la barrera, no saliendo por un burladero (que en Portugal se desmontan tras la actuación del “cavaleiro”) e ir al toro por este orden: el primer pegador, el primer ayuda, dos ayudas, el “rabejador” y tres terceros ayudas. Siempre por este orden y en fila.

La “pega” más normal, si el toro tiene prontitud en la embestida, es la de“caras”.El pegador avanza hacia el toro, templando sus pasos con un contoneo no exento de chulería; le siguen, en la distancia a apreciar, los demás. Cuando el toro se arranca, el primero deja la embestida, dejando llegar al toro hasta que se produce el embroque, que debe ser templado, sin brusquedad. Apenas el primero ha efectuado la presa dejándose encunar, abrazando el cuello del toro por detrás de los pitones y enlazando las manos por la garganta del toro, ya debe estar encima del primero el segundo pegador, que con su peso colaborará a que el toro humille antes de pegar al derrote por alto, cosa natural en un toro cuando siente su embestida truncada. Inmediatamente después llegarán los dos ayudas que se agarrarán a los costados del toro, y al mismo tiempo el “rabejador”, timonel que desde su agarre al rabo del toro, controlará tirando hacia un lado u otro, las reacciones que el toro tenga en el tercio delantero. El “rabejador” se quedará el último, cuando ya hayan acudido los últimos ayudas y sujeten al toro por el tercio posterior abrazándose a él y agarrándole la piel. Entonces el “rabejador” se queda agarrado al rabo, con el pié izquierdo metido de la barriga, obligando a éste a girar buscando presa, y cuando la res se canse, el hombre suelta su agarre y se va andando marchosamente. El toro ha sido dominado y la pega ha sido un éxito.



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